Cincuenta años después, los fundadores de los clubes San Lázaro, Mauricio Báez y Villa Francisca sienten la satisfacción del deber cumplido, aun cuando el objetivo principal que les dio origen --instaurar el socialismo en el país-- está más lejos que antes de cumplirse.
“Si volviéramos a nacer, haríamos exactamente lo mismo”, manifiesta Rafael Reyes Jerez, quien en la mañana del once de septiembre de 1963 fue electo como primer presidente del Club Mauricio Báez.
“Si alguien preguntara que si nos sentimos satisfechos, diríamos que más que satisfechos”, declara el veterano comunicador sobre el papel jugado por los clubes, que cen poco tiempo se terminaron convirtiendo en la principal fuente de atletas del país.
También de ciudadanos que se han convertido en referentes en distintas ramas del saber, así como en las esferas políticas y militares.
El Mauricio Báez, Villa Francisca y San Lázaro están celebrando este año sus bodas de oro con el deporte, la cultura, la recreación, el trabajo social y, cómo negarlo, con la política.
Los tres tienen en común que fueron obras de jóvenes que en su mayoría provenían de la izquierda, tal y como ocurrió con los clubes clubes Wichita, San Antón, Cajuqui, Bameso, San Carlos, Enriquillo, Héctor J.
Díaz y todos los de su género que se originaron en las convulsionadas décadas del 60 y 70.
Del liderazgo que hoy tiene la institución enclavada en el sector de Villa Juana, Reyes Jerez le saca su comida aparte al veterano periodista Leo Corporán, quien ha puesto corazón, voluntad y sus relaciones estatales y privadas al servicio de la misma.
De esa barriada han salido Leonel Fernández, tres veces presidente del país; Diandino Peña y Leonel Carrasco, constructores de las líneas 1 y 2 del Metro de Santo Domingo, los artistas Johnny Ventura y Julio Sabala, así como Manuel Castro Castillo y Edwin Dominici, jefes de la Policía Nacional y la Marina de Guerra.
También, Elvis Vásquez, quien era el piloto de Bill Clinton cuando fue presidente de los Estados Unidos.
Vehículo idóneo
A través del deporte y la cultura, ellos tenían la misión de seguir expandiendo sus ideales. Francisco --Chico-- Pérez recuerda que como presidente de la Comisión de Cultura del emblemático club del sector Jobo Bonito, invitó a Otto Morales, Moisés Blanco Genao, Antonio Avelino y Plinio Matos Moquete.
Del corte izquierdista de los clubes no estaban ajenos los cuerpos castrenses y organismos de inteligencia del entonces presidente Joaquín Balaguer.
En esos años, “Chico” Pérez fue apresado porque alegamente se le encontró una granada en su poder.
Manolín Jiménez, a la sazón síndico del Distrito, encabezó una comisión que además integraron Franklin Ceballos, Rafael --Faén-- Novas, Felipe Vicioso y el padre Marrero para gestionar la libertad de Pérez ante el jefe de la Policía Nacional, Enrique Pérez y Pérez, un militar de mano dura que tenía los juegos pesao´.
Luego de escuchar al religioso hacerle la solicitud, Pérez y Pérez le dijo “Padre Marrero, yo me voy a vendar los ojos y lo voy a soltar, pero él estaba haciendo actividades comunistas. Usted sabe que los clubes son células rojas, son avanzadas”.
Posteriormente, ya como presidente del club en 1972, Chico fue apresado otra vez por ser mano de derecha de Plinio Matos Moquetes y condenado a siete años de prisión. Gracias al esfuerzo de un grupo de cronistas deportivos, entre los que citó a Héctor J. Cruz, Alvarito Arvelo, James Rodríguez, Leo Corporán, Bienvenido Rojas, Roosevelt Comarazamy, Luis Fernández y Tomás Troncoso, así como el ingeniero Bienvenido Martínez Brea se logró su libertad dos años y medio después.
El otrora presidente lazareño destaca el trabajo realizado por Danilo Díaz como delegado de Cultura y de Monchín Pinedo (baloncesto) y agradece el apoyo que siempre le dieron los empresarios José León Asensio y Francis Malla (f).
La opinión de Doñé
“El modelo de clubes populares que creamos en la República Dominicana es totalmente social, cuyo origen fundamental era la lucha política”, reconoce Nelly Manuel Doñé, un activo fundador y directivo del Mauricio Báez.
“Se trata de un espacio de expresión de su propia libertad que la juventud creo”, enfatiza el profesor Doñé.
“Además”, argumenta, “los clubes se constituyeron en una especie de soporte de la lucha política de los movimientos de izquierda, que eran clandestinos, por cuanto como frentes de masas nos permitían hacer vida social y política de manera pública”. José Antonio González Benítez, quien encabezó la primera directiva del Club Villa Francisca, resalta que el mismo fue constituido bajo un toque de queda en el 1961, cinco meses después de la caída del régimen de Rafael Leonidas Trujillo.
González Benítez admite que los archivos de esa institución fueron quemados por los invasores estadounidenses durante la revolución del 1965. Por un error suyo se cree que la misma fue creada el 23 de julio del 1963 y no el 24 de octubre del 61.
Por esa imprecisión histórica es que el pasado mes se conmemoró el medio siglo de existencia del Club Villa Francisca, que entre el 1961 y 1965 fue una potencia deportiva, a tal punto que las Fuerzas Armadas le facilitaban aviones para que pudieran realizar intercambios deportivos en el interior del país y en una ocasión a Aruba.
Lamenta, que desde entonces los resultados no han sido todo lo halagueño que debieron ser porque, entiende, las directivas que le sucedieron se dejaron tragar por el incipiente comercio de la avenida
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domingo, 1 de septiembre de 2013
HISTORIA DE LA CULTURA Y EL DEPORTE EN RD
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