miércoles, 23 de mayo de 2012

Nsekera: "Más responsabilidades para las mujeres"

Nsekera: "Más responsabilidades para las mujeres"

 

 

 

 

Nsekera: "Más responsabilidades para las mujeres"

El 20 de mayo de 2012, la Presidenta de la Asociación Burundesa de Fútbol, Lydia Nsekera, fue invitada a formar parte durante un año del Comité Ejecutivo de la FIFA, a reserva de su ratificación por el Congreso de la FIFA el 25 de mayo. La fecha es histórica porque la dirigente burundesa es la primera mujer que accede a dicho organismo.

Esta mujer de 45 años y energía desbordante ha pasado por todas las etapas hasta llegar a este puesto prestigioso, pero no ha dejado de mantener la cabeza bien derecha sobre los hombros. En una entrevista en exclusiva para FIFA.com, Nsekera nos cuenta su travesía, nos explica cómo ve su papel y refiere en detalle su amor por el deporte rey.

Lydia Nsekera, ¿qué representa para usted esta plaza en el Comité Ejecutivo?
Es importante para mí y para mi Federación, que me ha dado su confianza desde 2004. Para serle franca, yo no pensaba entonces que pudiera dirigir una Federación, porque es un trabajo muy difícil. Cuando la selección nacional pierde un partido, cuando se habla del arbitraje, cuando surge el más mínimo problema, al primero que apuntan con el dedo es al presidente de la Federación. La presión es constante. Y luego, en África no se considera como un hecho natural que una mujer sea dirigente, y mucho menos en el fútbol. Por tanto, el proceso de hacerme aceptar ha sido largo y he tenido que hacer muchos esfuerzos, algunos los llamarían sacrificios. De todos modos, ahora me siento muy contenta por mí, por mi Federación y por las mujeres.

¿Cómo entiende usted su nuevo papel?
El Comité Ejecutivo de la FIFA es un órgano crucial del fútbol mundial. Yo voy a participar con los demás miembros, vamos a trabajar juntos. Me veo como un miembro de la familia. Desde mi punto de vista, el fútbol es para todo el mundo. Lo que me interesa es contribuir al desarrollo del fútbol en general. Por supuesto que yo encarno el fútbol femenino también, y creo que es importante tener a una mujer en un órgano de dirección, pero ante todo yo represento a la gran familia del fútbol. El fútbol es sencillamente universal.

Háblenos un poco de su trayectoria…
Mi padre fue presidente de un club en los años 70. Toda mi familia estaba metida en el fútbol. Algunos de mis primos jugaban. Los jugadores del club de mi padre celebraban sus reuniones en mi casa, ¡así que no tenía escapatoria! (ríe). Yo no jugué al fútbol cuando era joven porque en aquella época en África las chicas no jugaban. Pero fundé los primeros equipos femeninos en Bujumbura. Cuando la FIFA insistió en desarrollar el fútbol femenino, me llamaron a mí porque yo era la mujer a la que solían ver en el estadio. Soy una apasionada del fútbol, siempre he visto los Mundiales, los partidos de la Copa de Europa, etc. Buscaban una mujer que pudiera administrar el fútbol femenino. Así que primero fui Vicepresidenta de la Comisión del Fútbol Femenino de Burundi y organicé el primer campeonato nacional de la disciplina. También he fundado varios clubes.

¿Qué pasó luego?
En 2001, me nombraron Presidenta de la Comisión de Competiciones. La Federación no se hallaba en una situación muy estable, y la FIFA pidió a la organización que celebrara elecciones anticipadas en 2004. Mi nombre figuraba en una lista, y los demás miembros de la lista me preguntaron si quería presentarme para presidenta. Yo los miré y me dije: "Esta gente está loca… Qué ocurrencia, una mujer presidenta de la Federación de Fútbol de Burundi. ¡Es imposible!".

¿Cree que su elección permitió cambiar las mentalidades?
Es claro que mi ejemplo sirvió. Mi país sufrió una guerra étnica terrible. Durante las negociaciones de Arusha para el reparto de poder, se determinó que hacían falta un 30% de mujeres en los puestos directivos del país. Y durante todo el año que precedió a las elecciones presidenciales de 2005, mi nombre se citaba constantemente como un ejemplo de mujer dirigente. Se decía que la Federación de Fútbol había vivido diez años de problemas internos y que desde que una mujer estaba al mando se habían acabado los líos. Yo he abierto un poco la puerta para las mujeres burundesas.

Por último, ¿a qué aspira con su presencia en un órgano como el Comité Ejecutivo?
Desde el día en que fui elegida para presidir la Federación de Fútbol, me dije: "Bien, yo estoy aquí, pero no hay ninguna garantía de que otras mujeres podrán ocupar puestos de responsabilidad en el fútbol". También me di cuenta de que, si hubiera permanecido en el departamento del fútbol femenino, no habría salido de ahí. Fui elegida porque vieron que yo era capaz de ocuparme de los clubes en general por mi labor en la Comisión de Competiciones. Al asumir el cargo de Presidenta, me propuse evitar esa segregación entre hombres y mujeres. Hice que los partidos de hombres fueran dirigidos por árbitras, y sistemáticamente animaba a las mujeres que eran eficaces a subir más arriba en la administración. Está muy bien tener jugadoras, árbitras y entrenadoras, pero es más difícil encontrar mujeres cuando se trata de puestos de responsabilidad. Yo insto a las mujeres a que no se pongan límites y a que hagan lo que son capaces de hacer.

¿Y cómo lo logra?
Por un lado, las mujeres deben comprender que no están limitadas, que pueden asumir responsabilidades perfectamente y hacerse dirigentes. En cuanto a los hombres, tienen que admitir eso mismo. Por experiencia puedo decir que no es tan difícil: los hombres me han aceptado en un puesto de dirección en un país en el que la mujer no suele estar por encima.

¿Qué es lo que tanto la apasiona de este deporte?
El papel sociocultural del fútbol es increíble. Le voy a contar una anécdota: yo fundé clubes en barrios de mayoría hutu. Yo no soy tutsi, pero tengo pinta de tal, digámoslo así. En el año 2000 estalló la guerra. Por la tarde yo iba a organizar los partidos en los barrios. Daba la señal de inicio, me sentaba en la tribuna, veía el encuentro y no tenía ningún problema. Porque durante los partidos no se planteaban cuestiones étnicas. Yo era dirigente de fútbol, punto. Cualquier otra persona lo habría pasado mal, pero como yo era de la familia del fútbol no hubo incidentes. Hasta ese punto llega el poder de este deporte.

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